IoT en la agricultura dará buenas cosechas para la IOTA

IoT en la agricultura dará buenas cosechas para la IOTA

El mundo ha tomado a la pandemia como modelo. La supervivencia humana siempre estará por encima del hombre mismo. Bajo esa perspectiva la IoT en la agricultura tomará aún más fuerzas. La tecnología IOTA está dispuesta a trabajar en este enfoque productivo que realmente no es tan novedoso.

A 60 días de la declaratoria de pandemia, los países pobres ya han iniciado a gritar que el hambre recrudece. América Latina y el Caribe están en riesgo. La crisis económica ocasionada por las restricciones para prevenir el contagio del coronavirus es un detonante. Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) el hambre y la pobreza tocan la puerta.

Desde luego la Internet de las Cosas no es un fuerte en esas latitudes. La subregión americana está en rezago con respecto a “conectividad”. Con esa perspectiva es mucho más difícil la intervención de la IoT en la agricultura en la zona.

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La característica básica que define al Internet de las Cosas es que conecta los objetos a Internet. Esto hace posible que también se comuniquen entre ellos. Sobre este andamio prácticamente virgen es donde está erigida la tecnología IOTA.

IoT en la agricultura y sus juguetes

Si algún sector ha visto una potente inversión en Internet de las Cosas ha sido el agroalimentario. El mercado dispone de tractores robóticos de conducción autónoma. Asimismo hay androides cosechadores, drones de pastoreo y vehículos autoconducidos para arreo. Toda la maquinaria se controla de forma remota. La sofisticación ha llegado a tal punto que existen cosechadoras de precisión para naranjas, lechugas o cerezas. Además toda la maquinaria utiliza energía solar y está interconectada a información meteorológica.

IoT en la agricultura - IOTA Latino

La irrupción de este arsenal tecnológico es una clara amenaza para la mano de obra. Sin embargo los ritmos con los que se expanden darán tiempo a que la sociedad laboral se reacomode. Todos los cambios siempre han implicado desplazamientos, pero asimismo han creado nuevas oportunidades.

El tema de la IoT en la agricultura tiene ya rango de seguridad nacional. A la fecha es sabido que los tenedores de las innovaciones han sufrido menos en la pandemia. IOTA tiene todo su desarrollo dirigido a ese sector y trabaja para convertirse en el lenguaje de transacción de máquinas. Lo que hasta la fecha se ha visto publicado en Internet existe y opera. Y desde ya es posible que pocas personas operen una granja.

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En la calle ya hay cálculos. Los números son alentadores y hacen pensar en impulsar más el modelo de negocios para evitar ser víctimas de pandemias. La IoT en la agricultura es todo un festín de sensores que seduce a la tecnología IOTA. Las máquinas pueden percibir, medir y procesar datos sobre humedad del suelo y reconocimiento de plagas. Es un tupido bosque tecnológico en que está involucrado en la agricultura robótica.

Los procesos automatizados y los dispositivos de IoT han permitido una producción más eficiente y con menor riesgo. Todo este desarrollo tiene una respuesta. Este tipo de plataformas permiten ahorros de hasta 30% en costos relacionados con la supervisión y recolección de los productos. Estas nuevas tecnologías permiten conocer a fondo cada cultivo generando mejor uso de insumos como el fertilizante, agua y plaguicidas.

Cada dólar cuenta

Alimentar al mundo es una misión gigantesca. De acuerdo al Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) todos los actores cuentan. Esa entidad esta tras las acciones prioritarias para el futuro de la agricultura tras la pandemia de COVID-19.

El vocero principal de la IICA ha dicho que «la emergencia del COVID-19 nos ha impuesto un desafío mayúsculo. Es necesario echar mano de todo para salir fortalecidos de esta calamidad y evitar mayores implicaciones económicas”.

Un informe presentado el año pasado por el IICA, la FAO y la CEPAL, señala que la pobreza rural en la región pasó de 45,1 % a 46,4 % entre 2014 y 2017. El número de personas subalimentadas llegó a 42,5 millones. Asimismo el sobrepeso y la obesidad afectan al 7,7 % de los niños y niñas menores de 5 años y al 24 % de la población adulta. El hambre es la que genera la pandemia de la obesidad porque el sobrepeso también es consecuencia de la subalimentación.

Pensar en ampliar la participación de la IoT en la agricultura es atinado. Lograr ahorros en la producción de alimentos es vital para abaratarlos. Los detractores de este movimiento evitan tener una visión sistémica. Solo se centran en la pérdida de empleos. Ellos olvidan que la tecnología está impactrando en todos los sectores productivos de la humanidad.

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Es así que cada dólar cuenta. IOTA está al tanto de esto desde antes de la pandemia. Su tecnología está diseñada para realizar micropagos, una transacción que elevaría los ahorros de los “agricultores robóticos”.